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El terreno de mandarinas

Yo, viviendo en algún lugar; en el campo, tengo una casa modesta pero bonita y un gran terreno fértil.

El terreno y el clima son aptos para sembrar una huerta de mandarinas y naranjas; más no tengo dinero suficiente ni el conocimiento necesario para hacerlo.

Me voy al pueblo y convenzo a varios jóvenes y no tan jóvenes de ir a mi casa a una reunión.

"Bienvenidos todos! Los he invitado a mi casa para ofrecerles un negocio. Quiero que se hagan dueños de esta tierra y que la hagan producir naranjas y mandarinas"

"Pero, cómo le vamos a hacer, don Renich, si no tenemos dinero pa' comprársela! Y menos pa' sembrar y awantar vara hasta que produzca"

"Eso no importa, yo les pago $100 pesos el día para que, entre ustedes 6, se avienten la siembra y la manutención de la huerta. Tengo ahorrados $250,000 pesos y con eso, creo, podemos empezar"

" Oiga... pero... $100 pesitos no nos sirven ni pa tragar! Ni madres! Yo no le entro!" "Yo tampoco! Es poca lana!"

"Ahí les vá... cómo les dije, vamos haciéndonos dueños de la tierra. Yo no les voy a pagar estos $100 pesos por trabajar... se los voy a prestar!"

"????" "?????? ??"

"Así mero como lo oyen. Les estoy proponiendo hacer negocio."

"No oiga, pero así no conviene! Usté no va a hacer nada y nosotros sí?"

"No es que no vaya yo a hacer nada... miren. Supongan que esto es un barco. El barco necesita un capitán. Además, un timonel, marineros y un conserje.

El barco va para un lado en donde hay tesoros. Cómo saben a donde ir? Quien decidirá a dónde llegar? Quien va a trazar la ruta y quien la va a seguir? Quienes izarán las velas para que el barco se mueva?! Todos tienen una labor!

Apoco creen que si el barco llega a su destino, es por el capitán? De qué sirve un capitán sin sus marineros?... o sin un timonel que dirija el barco?.... o sin los marineros que icen las velas?! También, cómo decidirían cual tesoro ir a buscar si no hubiera un capitán que tomara las decisiones?

Como pueden ver, todos los trabajos son muy importantes!

De esta manera, nosotros, no empezamos un viaje a buscar tesoros... empezamos un huerto de naranjas y mandarinas! Alguien las tiene que sembrar, podar y cuidar! Alguien las tiene que cosechar y empacar. Alguien las tiene que vender!

Yo les ofrezco esto, ustedes se ponen bajo mi mando y, juntos,nos la aventamos! Al final, yo me quedo con la 3º parte de las ganancias y, entre ustedes, se reparten lo demás."

"Ahhh pero no es justo! Usté se queda con la 3ª parte? Y porqué?"

"Bueno, pa' empezar, es mi terreno! Además, el jale de mando no es algo fácil. Apoco creen que los marineros pudieran dirigir?! Porqué no lo hicieron antes?! Porqué están juntos, aquí, escuchándome? Quien hizo el trabajo de iniciar esta empresa y convencerlos para que vengan aquí y me escuchen? Yo mero! Yo empecé esto.

Yo tengo don de mando y creo que los puedo dirigir para que se la avienten"

"No, ps, si... tiene razón" "Ey, simón... es cierto"

"Está fácil, miren. Cuanto se tarda un huerto de mandarinas y naranjas en dar?"

"Ps, como unos 2 años, si nos va bien"

"Pues ahí está. No me alcanzan los $250,000 para pagarles los dos años. Necesito $360,000. Además de esto, necesitamos comprar lo que se necesite para sembrar la huerta: los arbolitos, las herramientas y lo que se necesite"

"ey, fertilizantes y eso, eda?!"

"Nooo! Tengo la idea de hacerlo naturista el pedo. Acá, sin fertilizantes ni chingaderas. Pura onda natural. De hecho, se llama Permacultura esa madre. Tengo uns tíos que le saben bien a este desmadre"

"Ah chingao, sin fertilizante ni insecticida? No, ps, no se le va a dar ni madres..."

"Cómo no! Usté confíe! Verá que si se arma el desmadre"

"Oiga, y cómo le vamos a hacer con la lana... ?"

"Ps ese es mi jale de capitán. Me voy a ir a pedir un préstamo al gobierno o algo pa' completar la feria y que salga pa sus suelditos y las cosas... unos 250,000 varos que pida más y se arma. Al cabo pongo de garantía el terreno. Además, no hay que sembrarlo todo de un putazo, no?!"

"Hey, simón..." "No, ps no... pa qué?"

Y, así, empezó el rollo. Los batos venían a trabajar medio día o menos... Poco a poco, entre desmadres y chingaderas, se fueron acoplando. Los peores pedos fueron por las ideas que sus viejas les metían de que yo los estaba explotando y eso. Hugo algunos pedos... pero nada serio.

Los batos trabajaron duro y no se rajaban. Cada vez se creían más el que todo era de ellos.

Un buen día, cuando se llegó la cosecha, se nos acaba la lana y se me ocurre pedirles que la vendan entre todos. Con sus familias de ayudantes y su gente. Así, logramos vender casi toda la naranja y la mandarina. Nos quedó un lanón, ya que, como la vendimos a menudéo, nos salió mucho mejor venderla.

Habiendo suficiente lana, los batos, como siempre, se querían poner una mega borrachera y no hacer nada en los siguientes meses.

De ahí, los convenzo de que re-invirtamos. Uno de ellos se sale y se encabrona... los demás, agarran la onda y se quedan.

Al no ver el dinero, las familias de los weyes estos, se ponen bien cabronas y empiezan a presionar. La cosa se pone tensa y, un día, don Arturo, borracho, se apendeja y aplica mal el aceite de chapulín, el cual; según la permacultura, le hacía muy bien a la huerta.

El pedo es que mancha la cáscara de la mandarina y nos metemos en pedos. Ya habíamos contratado a más gente y habíamos sembrado más y, esto, nos vino a partir la madre bien cabrón!

Don Arturo termina sintiéndose muy mal y tiende a la auto-destrucción; se lanza a la peda más seguido y, por pedos, terminamos mandándolo a la verga.

Los demás, contra viento y marea, le siguen pegando duro y construyendo su empresa.

Yo, el resto de mi vida, paso una vida cómoda económicamente; con una vieja preciosa a mi lado y otras tantas en el pueblo y, además, con una canasta de mandarinas y naranjas frescas; en mi puerta, casi todo el año.

La gente que trabaja para mí es feliz construyendo el rancho y no dejan de trabajar en ello pese a las ganancias, que son grandes. El trabajo se vuelve vida para ellos y lo disfrutan mucho.

Nos convertimos en grandes productores... nunca los más grandes, pero si muy distinguidos por la calidad y su naturaleza.